miércoles, 20 de mayo de 2015

Los nuevos defraudadores

Eliseo Tejeda Olmos

Hace algunos años y más para atrás, el riesgo de ser defraudado partía del trato con gente desconocida que de repente, al igual que la fábula de los frijoles mágicos, ofrecía un artículo, producto, planta, remedio, amuleto o algo que brindaría resultados extraordinarios para el adquiriente.
Como defensa para tales fraudes, la sabiduría popular recomendaba tomar en cuenta que "el dinero no crece en árboles"; "poco cumple el que mucho promete"; "más vale pájaro en mano que un ciento volar" y refranes similares que la ambición no escucha.
Una constante en los fraudes eran las "tandas" realizadas por gente sin escrúpulos que siendo ellos los primeros en recibir la cantidad reunida por 10 socios, generalmente, se hacían ojos de hormiga una vez cobrado el dinero o sin vergüenza alguna y con amenazas hasta de muerte, evadían cumplir con los compromisos y de ese modo robaban a quienes les otorgaban su confianza.
También hubo grandes fraudes financieros, como el derrumbe de la Bolsa Mexicana de Valores después de que atraídos por los grandes rendimientos, miles de incautos cayeron por ambición en la compra indiscriminada de certificados bursátiles de compañías que no garantizaban ni un centavo de rendimiento.
Los tiburones del mercado accionario no se comieron al pez chico, sino a cardúmenes completos de pecezuelos, muchos de los cuales ante la pérdida de su único patrimonio -casas, autos y hasta créditos por su jubilación- trágicamente tomaron la salida por la puerta falsa.
Es posible que todavía muchos lectores recuerden el fraude las denominadas "pirámides" que también afectaron a un gran número de personas.
Pero ahora, por lo que respecta a Xalapa, capital del estado de Veracruz y quizá en otras ciudades y entidades del país, ha surgido una nueva clase de defraudadoras y defraudadores que "invitan" -lo más grave, a familiares y amistades- a formar grupos de socios "solidarios" para que, similar a las "tandas", aporten una cantidad semanal, quincenal o mensual, para juntar cierta cantidad que se irá entregando a cada uno de los integrantes del grupo.
Lo "novedoso"  del asunto es que los "solidarios" deben cubrir la parte que corresponda al socio que no cubra la aportación que le corresponde, con lo cual los organizadores no pierden un solo peso mientras que los socios si, pues no les costará trabajo, mis amables lectores, en imaginar que ya más de una o uno, se ha esfumado una vez que recibe el dinero reunido.
Así que no está por demás advertir de lo que se está convirtiendo en una nueva forma de fraude que está afectando a muchas personas y que se puede comprobar fácilmente en el "de boca a boca". El éxito de estos defraudadores radica en que los agraviados no presentan las denuncias correspondientes debido a que los organizadores son "amigos" o familiares cercanos que ya no respetan ni amistad ni nexos filiales.

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