sábado, 24 de julio de 2010

¿Uno más?

Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

Aunque airadas creo que no han sido suficientes las protestas por las agresiones y desapariciones de periodistas en Veracruz, como la más reciente de Evaristo Ortega Zárate.
La impunidad cobija a funcionarios públicos, policías y hasta “empresarios” moteleros como Reynaldo Quirarte, quien ahora vuelve a presumir de ser dueño de vida y haciendas para amenazar de muerte al fotógrafo Carlos Hernández cuando cumplía con su trabajo para informar del crimen de una bailarina en el motel “María Enriqueta” de la avenida Lázaro Cárdenas, a unos metros del puente de la avenida Miguel Alemán y enfrente de la comandancia norte del IPAX.
Fotografías y video de la cobarde agresión del motelero y sus empleados al joven fotógrafo ahí están, son públicas y hay hasta grabación de las amenazas que Reynaldo Quirarte lanzó al trabajador de conocido medio de comunicación local.
Hasta el día de hoy no sé si el agredido ya presentó la denuncia correspondiente, pues no debería tomar a la ligera las amenazas del propietario de moteles y de giros negros de table dance, pues es sabido que ese tipo de gente tiene “amigos y contactos” de dudosa procedencia, como se dice en el argot policiaco, ya no se hable de los que presumen tener como es el caso denunciado el año pasado por una bailarina que fue despedida sin pagarle su liquidación correspondiente.
La ex trabajadora de Reynaldo Quirarte puso la demanda como debía ser ante las autoridades correspondientes, pero ante las amenazas del motelero y su prepotencia, se vio obligada a presentarse ante el propio Gobernador del Estado para pedirle su intervención porque su ex patrón se jactaba de que a él la justicia y las leyes le pelan los dientes porque precisamente sus influencias llegan hasta el primer nivel del gobierno estatal.
Ahora, amparado en esas presuntas influencias amenaza de muerte a un foto reportero, al que casi lo sentencia a “matarlo como un perro” –esta frase es mía- donde quiera que lo vea. Imagínese a un tipo así suelto en las calles, poniendo en riesgo la integridad de cualquiera pues según su propio decir, nomás sus chicharrones truenan.
Independientemente de que el joven Carlos Hernández interponga la denuncia correspondiente, que tenga plaza de fotógrafo o no en la empresa, que solamente sea freelance, debería mostrarse ya, de inmediato, la solidaridad del gremio que conformamos, al menos en apariencia, más de un centenar de reporteros y fotógrafos, porque no me cansaré de repetirlo, eso puede pasarnos a cualquiera de nosotros.
Sé que habrá, como en el caso de Evaristo Ortega, opiniones respetables como la de una colega editora, que sencillamente se encoge de hombros y con una mueca argumenta: “el (Evaristo) se lo buscó con sus publicaciones” y del joven Carlos igualmente dirán “el se lo buscó”.
De la más de una docena de membretes de periodistas que cada 7 de junio pasan la charola para “festejar” la “libertad de expresión” no se esperaría menos, una protesta pública y organizada, pero creo que es mucho pedir.
Ojalá y los periodistas locales no estemos esperando que caiga “uno más” para entonces ir a plantarnos o rasgarnos las vestiduras enfrente del Palacio de Gobierno.
Comentarios: telefonorojo2006@yahoo.com.mx

jueves, 15 de julio de 2010

¿La elección no ha terminado?

Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

Ya uno de los dos dijo que ganó por una diferencia mínima del 2 por ciento; el otro que por casi 85 mil votos; el tercero, con sus más de 400 mil a favor, pues acusó de muchas cosas al puntero que aunque fuera el segundo, tampoco aceptaría. ¿Para qué los nombres?, ya todos en Veracruz, por lo menos los que fuimos a votar –un 57 por ciento de acuerdo al IEV- sabemos quienes son y pues lo que habría que ver es que si nos ponemos a cambiar los nombres las posturas serían muy similares.
Creo que es de lamentarse que con el pretexto de la pasión electoral se hayan perdido vidas antes y durante la jornada electoral del pasado domingo 4 de julio. Estoy convencido como mucha gente, que elección alguna no vale ese precio, el de la pérdida irreparable de una vida. No debería ser, pero como muchas cosas en esta vida, es.
Quienes polemizan porque los resultados no les favorecieron, están en su papel de reclamar lo que creen que se le ha arrebatado, el mismo derecho de los que dicen haber ganado, al igual del que se quedó hasta el tercer sitio por la voluntad ciudadana y denuncia manipuleo y cosas por el estilo.
Pero de eso a llamar a la gente, a los simpatizantes, a marchas, plantones, enfrentamientos, rencores para echarle gasolina al fuego de la pasión electoral, pues es como ya dije, algo que no debería ser, pero es.
La gente limpia, bien intencionada, que acudió a votar por fulano, sutano o perengano, cumplió con su deber, confió en la limpieza de los encargados de recibir y contar los votos, que en su mayoría fueron ciudadanos comunes y corrientes; hay y habrá siempre inconformes, los que pierden difícilmente aceptarán su derrota, los que ganaron no soltarán el triunfo, cada uno, el que perdió y el que ganó, tiene a su disposición las instancias legales correspondientes, que las utilicen, para eso fueron creadas y ahí están.
Lo que no se vale es tomar nuevamente a los ciudadanos como carne de cañón, echarlos por delante para que sean quienes como soldados reciban el primer golpe, la primera cachetada y en lo que no debería ser, hasta una primera bala.
Los que quieren gobernar tienen sus intereses muy claros, el ansia de poder es una de las debilidades más grandes de los seres humanos a tal grado que no se tienen escrúpulos para arriesgar a los que cuando mucho buscan un trabajo bien remunerado y lo menos, que su sentir, que su voluntad sea respetada.
No hay vuelta de hoja ¿quién puede esperar que no haya perdedor y ganador en una contienda?
No es a favor de uno, ni del otro, ni siquiera del tercero en discordia esta reflexión, es a favor del ciudadano que ya cumplió con su deber cívico que tiene derecho a seguir trabajando, estudiando, atendiendo sus tareas más importantes y que innegablemente, es mayoría en Veracruz.
Los contendientes que sigan luchando, argumentando, pero por los cauces legales y que una vez agotados se pongan a trabajar por lo que prometieron, pero al ciudadano que lo dejen en paz y no lo tomen como carne de cañón, no es justo, tampoco válido.
Comentarios: telefonorojo2006@yahoo.com.mx