sábado, 23 de octubre de 2010

Alcohol y volante; muerte rodante

Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

Para el 2005, más de la mitad de muertos en accidentes automovilísticos se debió a que los conductores iban ebrios. El porcentaje ha venido aumentando con el paso de los años hasta en un 10 por ciento en promedio, debido a que cada vez más, quienes conducen no solamente un automóvil sino hasta camiones de pasaje urbano, consumen alcohol, lo cual aunque muchos que acostumbran a manejar en estado de ebriedad lo nieguen, si afecta sus reflejos y alienta actitudes temerarias al transitar por calles y carreteras.
El conductor ebrio no solamente arriesga su vida, sino la de las demás: peatones, automovilistas y hasta personas que trabajan en lugares públicos como, por ejemplo, las gasolineras. Chocan con otros vehículos, provocan a otros conductores, conducen de manera irresponsable y a velocidades que por la afectación de sus reflejos no controlan el vehículo si es necesario, atropellan, lesionan y matan a otras personas que caminan por las banquetas o cruzan las calles.
Dejan dolor, vergüenza y daño patrimonial a sus familias, pero siguen tomando alcohol por su cuenta, en festejos laborales o familiares, a lo cual tienen todo el derecho y pues es su gusto, pero a lo que definitivamente no lo tienen, es a arriesgar la vida de otras personas y arriesgar el patrimonio familiar al tener que pagar los daños que causan por su imprudencia.
Los gobiernos en los tres niveles han puesto en marcha acciones para minimizar los accidentes de tránsito provocados por conductores ebrios: se pone en práctica en las principales ciudades el alcoholímetro por las noches, especialmente los fines de semana que es cuando el mayor número de accidentes se registra y las consecuencias funestas, con personas muertas, son lamentablemente presentes.
Medios de comunicación promueven el “conductor designado”, pero las cifras siguen alimentando la estadística y las páginas de la nota roja de los periódicos dan cuenta de los “accidentes” provocados por ebrios conductores de vehículos. Los familiares, amigos y conocidos de las víctimas mortales de conductores ebrios que ni siquiera tienen remordimiento alguno por lo que causan, demandan penas corporales más severas, no solamente administrativas que permiten decir al infractor de manera cínica y prepotente: “pues pago y ya”.
El problema de los conductores ebrios desafortunadamente no se resuelve del todo con penas más severas y operativos para evitar que anden por las calles borrachos conduciendo vehículos, pero son medidas necesarias que tendrían un mejor efecto si existiera conciencia entre quienes toman alcohol e irresponsablemente consideran que borrachos conducen mejor; de sus familiares y amigos que no deberían permitir que los borrachos conduzcan ¿Cuántos amigos no han muerto por acompañar al ebrio conductor?.
Aunque parezca clamor en el desierto, ante el crecimiento de los accidentes de tránsito causados por conductores borrachos, hay que advertirnos y advertirles a todos: hoy los afectados y hasta muertos son otros, personas a las que ni siquiera conocemos, pero mañana la tragedia puede tocar a nuestra puerta para avisarnos que un familiar, un amigo o el mismo borracho perdió la vida por su irresponsabilidad.
Comentarios: telefonorojo2006@yahoo.com.mx

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