Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos
Siempre seria, siempre profesional, comprometida con su trabajo de periodista. Valiente, arriesgada, así fue como conocí a Regina Martínez desde que llegó a Xalapa a escribir en el diario Política. Nunca dependió de las fuentes oficiales más que para complementar su información, lo cual le valió ser considerada como periodista de combate, de crítica y por lo tanto, no ser bien vista por funcionarios de todos los niveles.
Llegó a ser la corresponsal de la Revista y Agencia Proceso en Veracruz por méritos propios. Bajita de estatura física, grande, muy grande como periodista, tanto que han acallado su voz, asesinándola.
¿Qué dirán sobre las causas de su muerte? ¿En verdad investigarán a fondo y lograrán detener al o sus asesinos? ¿Su muerte pasará a la estadística de periodistas asesinados sin que se sepa quién o quienes la mataron?
Los periodistas nos exponemos a tantas cosas en el cumplimiento de nuestro trabajo. Reporteros, fotógrafos y camarógrafos, arriesgamos el pellejo aún sin saberlo por escribir una nota, tomar una foto o grabar un suceso que ni idea tenemos de a quien o quienes va a afectar, porque lo único que tenemos en mente es informar a la sociedad de lo que pasa en su entorno.
Seguramente en el sepelio de nuestra compañera asesinada habrá caras largas de quienes nunca la apreciaron pero que no querrán perder la oportunidad de aprovechar cámaras y videocámaras. Habrá otros que enviarán grandes y ostentosas coronas florales. Hipócritas, mas valiera que ni se presenten para no aumentar la indignación de un gremio dolido, golpeado, maltratado y que seguirá cumpliendo su trabajo para con los que no tienen voz.
Descanse en paz Regina Martínez al contrario de quien o quienes la asesinaron.