sábado, 21 de agosto de 2010

Regreso a clases; las cuotas de cada año

Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

Hará unos 40 años en que la educación primaria y secundaria, era prácticamente gratuita. La demanda de espacios en las escuelas de esos dos niveles educativos no era tanta. Algunos planteles, los vespertinos especialmente, tenían problemas para llenar la matrícula mínima y los matutinos, cubiertos por alumnos de familias de clase media (cuando había clase media todavía en México) apenas y si llenaban sus cupos máximos.
Para los padres de familia de las generaciones de hace cuatro décadas, era relativamente fácil apuntar a sus hijos en el plantel que decidieran, no importa si estaba cerca o lejos de sus casas.
El limitante, eso sí, era como ahora la cuestión económica porque por ejemplo, si los padres aspiraban o soñaban con que su hijo fuera Gobernador de Veracruz pues hacían el esfuerzo porque su retoño asistiera a la prestigiosa escuela primaria “Enrique C. Rébsamen”, porque a ella asistieron de niños varios personajes destacados en la política que llegaron a ser Gobernadores.
El uniforme del prestigiado plantel solamente se vendía en determinado local previo acuerdo de los directivos y el propietario de la casa de uniformes, quien hizo fortuna por tener durante muchos años el monopolio de la fabricación de dichas ropas oficiales y obligatorias.
Hoy ya no solamente las escuelas primarias o secundarias de prestigio tan añejo como la Rébsamen, demandan por parte de sus directivos uniformes exclusivos, sino también determinados útiles escolares y una serie de materiales que a decir de los profesores, harán que el educando reciba una mejor educación y de ese modo asegurar un mejor futuro económico e intelectual.
Como ese es precisamente el anhelo de los padres de familia, ni peros ponen y si lo hacen pues se consuelan con la justificación que harán todo lo necesario para que sus hijos e hijas, si bien no lleguen a ser ejecutivos o ejecutivas estatales de la patria chica, por lo menos obtengan las relaciones necesarias para que el día de mañana o pasada mañana, estén en posibilidades de trabajar para el gobierno en cualquiera de sus tres niveles.
Pero de ese justificado interés, ya en casi todas las escuelas primarias, secundarias y preparatorias, profesores a los que les importa más la apariencia de sus alumnos que la inteligencia, alentados y coincidentes con padres de familia que para mala suerte de muchos son los directivos de las sociedades de padres de familia, exigen –no piden ni solicitan- exageradas cuotas de inscripción similares o hasta mayores que la Universidad Veracruzana.
La cantaleta de los directivos de padres de familia a los que no quisieran pagar tanto es el reproche de que por los hijos hay que hacer todo, como el de permitir que algunos vivales cada año se repartan algunos miles de pesos extra.
Y también se repite la misma canción de parte de las autoridades educativas: denuncien, dicen a los padres de familia, porque sus hijos deben ser inscritos antes que exigirles la cuota para la sociedad de padres de familia –mafia en muchos casos sería más adecuado-.
Casi todos sabemos que es al revés, la exigencia si es mafiosa porque la secretaria o profesora encargada de inscribir a los alumnos, después de revisar los documentos dice con la mayor naturalidad al padre o madre de familia: ahora pase con los directivos de la “mafia de padres de familia” a pagar su cuota y después regrese con el recibo para que inscribamos a su hijo.
Para los que se han atrevido a denunciar la extorsión, porque eso es aunque le quieran llamar de otro modo, además del señalamiento público ante el resto de los paterfamilias, saben del riesgo cumplido también muchas veces, de las represalias en contra de sus retoños con falta de atención, insultos, maltrato físico y sicológico y bajas calificaciones.
Estos días son de angustia y tormento para los padres de familia con hijos en la escuela, sea primaria, secundaria, preparatoria y ya hasta el preescolar, según me han platicado. Ha llegado el martirio de las cuotas de cada año, para el cual hasta instituciones como el Seguro del Magisterio, dedican una buena parte de sus recursos para otorgarles créditos de corto plazo a sus derechohabientes para que tengan manera de afrontar ese compromiso y que ha llegado hasta el préstamo de hasta un millón de pesos diarios.
Comentarios al telefonorojo2006@yahoo.com.mx