jueves, 4 de agosto de 2011

Lozano, el provocador

Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

Javier Lozano Alarcón, Secretario del Trabajo y Previsión Social del Gobierno Federal aprovecha la escuela del primer presidente de la República emanado de las filas del Partido Acción Nacional, el inolvidable Vicente Fox Quesada.
Utiliza la provocación para “picar la cresta” a sus rivales políticos para de ese modo obtener primero, relevancia en temas que no le competen de manera oficial y segundo, presencia gratuita en los medios de comunicación gracias a la respuesta, cualquiera que le den, quienes caen en su provocación.
El twitter, una de las herramientas de las llamadas “redes sociales” le ha resultado un buen canal para enviar sus provocaciones y obtener el resultado anhelado: que lo tomen en cuenta, que dejen de lado su falta de resultados en la política laboral del país a la que debería estar abocado y avance en su propósito de ser candidato por su partido, el PAN, a la Presidencia de la República.
El actual Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa y otros mandatarios, como el propio gobernador Javier Duarte de Ochoa, utilizan el twitter como medio de comunicación con los ciudadanos que tienen acceso a esa tecnología con los riesgos que conlleva “ponerse al tiro”, como dicen los jóvenes, con los gobernados.
Y es ahí en donde el secretario Lozano Alarcón se ha anotado dos “hits” de no sabemos cuantas carreras se darán en los twitazos con el doctor Javier Duarte. Primero el desliz de declararlo persona “non grata” para Veracruz y hace unos días por contestarle que “es más fácil q ponga un huevo el águila de la bandera a q Lozano sea Presidente de México, pobre iluso, aquí lo esperamos en Veracruz”.
Ejercer con resultados la provocación es un arte que no cualquiera domina. Es bien cierto que resistir a un provocador como Lozano Alarcón demanda templanza y tener una cabeza fría que domine al corazón caliente, lo cual no es fácil ni sencillo de hacer, pero lo peor que le puede suceder a los provocadores es que se les ignore.
De no ser por la mención que consigue en el twitter, las visitas a Veracruz de Javier Lozano Alarcón con propósitos “particulares” aunque utilizando recursos públicos, pasarían desapercibidas hasta para los parroquianos del tradicional café jarocho en el que se apersonan los políticos de todos los tamaños para disfrutar de entrevistas y espacios mediáticos gratuitos, porque ni un “lechero” invitan a los reporteros.

Incertidumbre y luto


Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

La tarea del periodista siempre incomoda, no solamente a los que detentan el poder, también a las turbas y los fanáticos. Los señalamientos, apuntes, informaciones, opiniones y comentarios públicos que los periodistas hacemos de lo que sucede en el entorno inmediato y lejano, pocas veces son aceptados por quienes en ellos se ven involucrados.
Pero eso es uno de los muchos gajes del oficio. Regularmente no tratamos de agradar al poderoso o quedar bien con persona alguna, simplemente se aporta con el escrito o la voz, el dato, la situación que a muchos afecta y que causa inconvenientes a los más para beneficio de uno o unos cuantos.
En Veracruz se han venido dando secuestros, amenazas públicas y asesinatos de periodistas en evidente vinculación con lo que escriben, opinan y comentan. El más reciente crimen, que quisiéramos escribir como el último, fue el del columnista de Notiver Miguel Ángel López Velasco, más conocido como Milo Vela. Entraron a su casa y lo masacraron junto con su esposa e hijo menor. Es indudable que la impunidad alentó a los asesinos.
La sociedad demanda periodistas libres, comprometidos con la verdad, que sean su voz y en sus respectivas  tribunas mediáticas, lo cual la mayoría intenta cumplir en una tarea autoasignada que provoca agresiones, amenazas y hasta la muerte.
A cambio, el periodista cuando mucho recibe un reconocimiento moral, un aplauso el día de su sepelio, que en público causa caras de pesar, pero que en privado es motivo hasta de festejo por los protagonistas del poder que ríen ante la desaparición de un crítico de su hacer y mal quehacer.
La incertidumbre siempre ha sido compañera inseparable de los periodistas, cuando salen a la calle para cubrir hasta la más aparentemente inocua noticia. Los reporteros lo saben y lo toman como riesgo de trabajo. Los columnistas críticos también saben que la más de las veces, molestarán al sujeto o individuos de los que hablen y señalen. Reporteros y columnistas consideran que es un riesgo que conlleva el cumplimiento de lo que han tomado como un deber para con la sociedad, con los que no tienen voz.
Pero nunca, los periodistas nos acostumbraremos al asesinato de uno de quienes forman parte del gremio. La incertidumbre es cotidiana, pero el luto no tiene porque serlo.

¿Hasta cuándo?


Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

“Cuántas vidas más van a irse, cuántas personas tienen que padecer esto para que Xalapa vuelva a ser la bella ciudad que se dice”,  declaró la señora Ema Portillo al reportero Jorge Morales en relación al asesinato del joven Manuel Alejandro Portilla, de tan solo 16 años de edad, ocurrido el pasado sábado por la noche en el Paseo de los Lagos, que de unos años para acá había recuperado su papel de lugar para caminar, aun de noche, no solamente como distracción sino por necesidad para cientos de estudiantes de la colindante zona universitaria.
Dolor irreparable para su Madre y hermanos. No hay peor herida que se le pueda causar a alguien que herir o lastimar a un hijo o hija, las consecuencias para el causante pueden ser inesperadas y también dolorosas, mucho más cuando es una pérdida irreparable como la de Manuel Alejandro.
Dejando a un lado los deseos de venganza, la Madre del joven asesinado además de exigir justicia espera que la sangre inocente de su hijo no se haya derramado en vano, que sirva para que haya vigilancia permanente no solo en el Paseo de los Lagos, sino en toda la ciudad, para evitar que haya asesinatos como el del profesor Ismael Díaz Justo a manos de pandilleros de la colonia Lomas de Chapultepec, de esta misma ciudad que aspira a ser “bella”.
Mientras se capacita a los nuevos policías que se encargarán de prevenir los delitos en Xalapa, nuestra ciudad ha quedado a merced de los ladrones y asesinos de ocasión, esos que ven y aprovechan la coyuntura para atentar contra los ciudadanos sin importar edad ni condición social.
Xalapa, nuestra ciudad no debería dejarse a merced de una delincuencia oportunista que comete robos y asesinatos. Todavía recordamos que otro joven universitario fue apuñalado al asaltarlo a la entrada de la facultad de Agronomía, colindante con el tercero de los lagos de El Dique, aprovechando la nula vigilancia policiaca.
Antes que “bella”, necesitamos una ciudad segura.