Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos
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| Carmen Aristegui y Judith Calderón Gómez, presidenta de la Casa de los Derechos de los Periodistas. |
La salida de Carmen Aristegui de la empresa radiofónica MVS, en la segunda confrontación que ha tenido con los directivos de la misma, se ha convertido en apasionado tema en las redes sociales que pese a no contar todavía con una presencia masiva (hay mucha gente en este país, México, que no tiene acceso al internet), si influyen ya en las conductas sociales.
Gracias a las redes sociales, las clases medias y no tan medias, podríamos decirles bajas-medias o medias-bajas, que cuentan con acceso al internet y un dispositivo móvil, como lo son una tableta o teléfono celular "inteligente", se han enterado de las sinvergüenzadas y abusos no solamente de los políticos, sino también de personas que por su "clase", posición económica o estudios académicos se creen con derecho de ver por sobre el hombro y maltratar al resto de los mortales.
Es, en este contexto, que la conclusión de la relación laboral o comercial de Carmen Aristegui con MVS se conoce en mayor parte gracias al facebook, el twitter y las páginas web de noticias. Desplegados, conferencia de prensa por parte de la Periodista y videos, surcan con rapidez y profusión el ciberespacio.
Vuelve al debate las diferencias que siempre han existido entre e interés empresarial, económico y el periodístico.
Quienes tuvimos la oportunidad de escuchar la charla de Daniel Lizárraga en el puerto de Veracruz en diciembre de 2014, sobre Metodología de Investigación Periodística y Acceso a la Información Pública (asistieron más de 150 periodistas, según la Comisión Estatal para la desAtención y desProtección a Periodistas), vimos y escuchamos a como optimista, el coordinador de la Unidad de Investigaciones Especiales de MVS y Carmen Aristegui, decía que Joaquín Vargas, presidente y director general de MVS Radio, tenía un acuerdo con la periodista para que la empresa hiciera negocios mientras Carmen y su equipo periodismo.
Lizárraga, en ese entonces, ponderó la apertura de la empresa a diferencia de otros medios con los que había trabajado, incluido el famoso diario Reforma. En estos aciagos días para el equipo de Carmen Aristegui, el joven investigador y académico -él mismo reconoció que no le interesaba ser periodista- ha tenido la amarga experiencia de muchos otros compañeros y compañeras con más tiempo en las lides de la información que el enfoque empresarial y el periodístico, solamente coinciden hasta que la ganancia los separe.
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