domingo, 25 de abril de 2010

¡Que aparezca Evaristo Ortega!

Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos

No es sorprendente la declaración de la flamante presidenta de la gubernamental oficina de los Derechos Humanos en Veracruz, ex secretaria de gobierno con Miguel Alemán Velasco, licenciada Nohemí Quirasco Hernández, sobre la condenable desaparición del compañero periodista Evaristo Ortega Zarate.
La funcionaria se ha distinguido por sus declaraciones banales en asuntos de seguridad pública y derechos humanos. Porque Evaristo no es alguien conocido por ella ni tampoco es directivo o forma parte de los periódicos que ella lee, si es que lo hace o solamente se circunscribe a la síntesis que le proporcionan, no amerita un secuestro o acción similar, considera la señora Noemí.
No sabe -y tampoco es sopresa- que muchos ciudadanos comunes, que gracias a su esfuerzo han logrado una relevante posición económica reciben en sus teléfonos particulares amenazantes llamadas para extorsionarlos.
No deberían preocuparse entonces porque no son destacadas figuras públicas de acuerdo a lo que considera la presidenta de la CEDHV ¡vaya consuelo!
Pero volvamos a poner el dedo en la llaga que ahora lastima al gremio periodístico veracruzano por la desaparición de Evaristo, de quien no se sabe nada y su familia al igual que sus compañeros de trabajo, sufre la angustia de la incertidumbre.
Como lo demandaron los periodistas que se manifestaron frente al Palacio de Gobierno, que se actúe pero ¡ya! como debe ser en el caso de cualquier ciudadano al que se agravia en su vida o sus bienes, independientemente si es una estrella del firmamento político o no y se note la voluntad de aclarar la desaparición del periodista.
Hbará quienes digan que una mancha más al tigre no se nota, pero escuchamos, leemos, reproducimos, que Veracruz es un estado seguro ¿para quién?, ¿para quiénes?.
Apenas este fin de semana vi a una piadosa dama que financia la ampliación de una iglesia católica de esta ciudad, acompañada por dos hombres visiblemente armados que resguardaban su seguridad y de una joven que los acompañaba.
Seguramente no es una persona desconocida, aunque yo no la conozco. Lamentablemente la inmensa mayoría de los veracruzanos no tenemos la mínima posibilidad de contratar guardaespaldas o pertenecemos a la élite gubernamental para que nos asignen por lo menos a un elemento de seguridad.
Tenemos que confiar en la seguridad que a todos nos debe proporcionar obligadamente el Estado, el cual debe reprender y prevenir delitos como el que hoy lastima a la familia de Evaristo Ortega, de quien esperamos aparezca sano y salvo.
Ojalá, expresión más de un deseo, la desaparición de Evaristo no sirva solamente de bandera política disfrazada de auténtica demanda porque regrese con su familia y a su trabajo.
En Veracruz, creemos, que no se da el caso de la Presidencia de la República en que su titular no sabe quien murió o solamente está desaparecido y tiene que ser corregido en sus expresiones por sus mismos colaboradores.
Aquí, en la patria chica, el más alto nivel del Ejecutivo está enterado de todo y si Evaristo avisó a sus familiares que fue detenido por supuestos policías, quien tiene el poder de jalar la punta de la madeja podrá saber ya a estas alturas, quienes fueron y si hay voluntad, coadyuvar para que el Periodista sea dejado en libertad.
Comentarios: telefonorojo2006@yahoo.com.mx