Eliseo Tejeda Olmos
Un alarmante fenómeno se está presentando en Veracruz a causa de la inseguridad que agobia ya a los ciudadanos comunes y corrientes que sufren, un día sí y al otro también, el amago, la agresión y el ataque de los delincuentes comunes que se van en contra de los más vulnerables: ancianos, niños y mujeres, para robarles lo poco que llevan encima.
Drogados, alcoholizados o en sus “cinco sentidos”, los delincuentes por lo regular andan en pareja en las calles de las diferentes colonias populares de Xalapa, atracan las casas para robar lo que pueden, abordan a los ancianos que caminan por esas calles carentes de rondines de parte de la policía preventiva, asaltan y atemorizan ya no solamente a los estudiantes de la secundaria, sino también a niños y niñas para quitarles los pesos del mandado.
La rabia y la frustración de los padres y hermanos de los atracados se ha ido acumulando de tal manera que es ya como una olla de presión que reclama una válvula de escape y que a los agraviados se les antoja como la aplicación de la justicia por propia mano, advirtiendo que por lo menos, una severa golpiza se llevarán los delincuentes cuando sean sorprendidos atracando a un vecino.
No es aconsejable tal acción porque de ella se derivan los linchamientos, juicios sumarios que llevan a muerte de cualquier persona, pero la forma de evitarlo es la existencia de una policía preventiva eficiente en esa tarea: la de prevenir los delitos.
El programa anunciado por la Secretaría de Seguridad Pública de “la policía estatal contigo” tiene sus aciertos, pero en el caso de la prevención de los delitos, la proximidad de los policías con los ciudadanos demanda la presencia policíaca constante en rondines, que los delincuentes vean como los uniformados acudirán lo más pronto posible en auxilio de los atracados y hasta de detener a los rateros con el apoyo y ayuda de los agraviados.
Porque, ¿de qué sirven los programas sociales de la SSP si cuando un ciudadano robado, agredido por uno o dos ladrones, no es auxiliado oportunamente?
Las patrullas que hasta en trío recorren las principales de las calles de la ciudad se ven bien con sus elementos armados con ametralladoras para que los ciudadanos constaten que hay interés en garantizar la seguridad pública, pero, ¿por qué ni una sola de esas imponentes unidades recorren, por ejemplo, las colonias Revolución, Manantiales, Plan de Ayala, Jaramillo, Luz del Barrio, Las Fuentes, Sumidero, Las Higueras, Reserva Territorial y otras alejadas del centro de Xalapa?
Podrían hacerlo, si así lo ordenaran los altos mandos de la SSP, de tres en tres por si se topan con unos delincuentes atracando en grupo o alguno de los grupos pandilleriles que pululan por esas colonias. Las armas y el equipo con que están protegidos los policías enmascarados bien pueden disuadir o hasta intimidar al ratero más plantado.
El lamentable suceso de la muerte de un joven desempleado asesinado a golpes en el interior de una tienda Chedraui en el puerto de Veracruz, no debería repetirse. La ausencia de oportuna vigilancia preventiva, su tardanza en llegar cuando se pide auxilio y el rencor y frustración de los ciudadanos por la constante agresión de los ladrones que disfrutan de impunidad, es un caldo de cultivo para la justicia por propia mano que a nadie conviene, pues provoca mayor resentimiento y violencia.
Ojalá y sin demora, se lleve a la policía preventiva hacia los asentamientos de los proletarios, que son muchos y la gran mayoría se dedican a trabajar pero se están volviendo en blanco fácil de los delincuentes.