Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos
Otra nueva tragedia, de esas que deberían dolernos a todos, estuvo a punto de ocurrir en la colonia Higueras de esta capital, en donde una joven madre soltera pretendía incendiar su casa con sus dos pequeños hijos, de tres y un año de edad y que por aviso oportuno de una vecina a la policía, logró evitarse y no concluyó en el triste caso de la muerte de una pequeña de cuatro años torturada y maltratada constantemente por su propia madre.
Lo más espantoso de estas tragedias es ver la indiferencia de vecinos y conocidos, de funcionarios supuestamente encargados de proteger a los más débiles como son los niños y los ancianos, indiferencia de quienes ven las condiciones lastimosas en que se encuentran indefensos y pasan de largo o fingen no darse cuenta de nada.
De parte de los testigos presenciales, su apatía la justifican porque por cuestiones legales, deben presentarse y confrontar a los agresores en las agencias del Ministerio Público afrontando amenazas de que cuando los abusivos cumplan su sentencia saldrán de la cárcel a cobrarse la acusación.
No vale, al parecer, la denuncia anónima y persecución de oficio.
En cuanto a las autoridades encargadas de la protección a los más vulnerables, ya no se diga de todos los integrantes de la sociedad, si no hay denuncia directa y confirmación de la misma, no actúan y cuando lo hacen más temprano que tarde dejan a los agredidos, la más de las veces inocentes que apenas pueden hablar por su edad, en manos quienes abusan de ellos y terminan quitándoles la vida.
Dicen que los diputados, federales y estatales, esos que hoy están tan ocupados en sus precampañas electorales para saltar a un nuevo puesto y un día condenan la situación económica y el otro también, tienen la tarea primordial de hacer leyes a favor de todos, de chicos y grandes, de ricos y pobres, de analfabetos e ilustrados, de hombres y mujeres, de niños y de ancianos.
¿Sus múltiples e importantes actividades políticas les permitirán enterarse de hechos tan lamentables como son los abusos en contra de niños y ancianos? Si lo saben, ya sea por información mediática o plática de amigos o conocidos, deberían entonces dedicar un poco de su tiempo para legislar en la materia y después, los procuradores de la justicia y su impartición, hacer lo correspondiente para evitar que sigan muriendo más niños indefensos a manos de sus propios padres o madres o lo que es peor, de malos sustitutos de estos.
A ver quien de nuestros ilustres legisladores locales o de los recién estrenados en la federación, levanta su voz por los más débiles. Como muchos de otros problemas que son provocados por la descomposición social, el martirio y asesinato de niños es un hecho que debería alarmarnos a todos.
Gracias a la valiente y oportuna denuncia de la vecina parece que dos niños indefensos han salvado la vida. Ojalá y las autoridades competentes no hagan con actitudes burocráticas que esta persona lamente su plausible y generosa acción.
Comentarios: telefonorojo2006@yahoo.com.mx
Eliseo Tejeda Olmos
Otra nueva tragedia, de esas que deberían dolernos a todos, estuvo a punto de ocurrir en la colonia Higueras de esta capital, en donde una joven madre soltera pretendía incendiar su casa con sus dos pequeños hijos, de tres y un año de edad y que por aviso oportuno de una vecina a la policía, logró evitarse y no concluyó en el triste caso de la muerte de una pequeña de cuatro años torturada y maltratada constantemente por su propia madre.
Lo más espantoso de estas tragedias es ver la indiferencia de vecinos y conocidos, de funcionarios supuestamente encargados de proteger a los más débiles como son los niños y los ancianos, indiferencia de quienes ven las condiciones lastimosas en que se encuentran indefensos y pasan de largo o fingen no darse cuenta de nada.
De parte de los testigos presenciales, su apatía la justifican porque por cuestiones legales, deben presentarse y confrontar a los agresores en las agencias del Ministerio Público afrontando amenazas de que cuando los abusivos cumplan su sentencia saldrán de la cárcel a cobrarse la acusación.
No vale, al parecer, la denuncia anónima y persecución de oficio.
En cuanto a las autoridades encargadas de la protección a los más vulnerables, ya no se diga de todos los integrantes de la sociedad, si no hay denuncia directa y confirmación de la misma, no actúan y cuando lo hacen más temprano que tarde dejan a los agredidos, la más de las veces inocentes que apenas pueden hablar por su edad, en manos quienes abusan de ellos y terminan quitándoles la vida.
Dicen que los diputados, federales y estatales, esos que hoy están tan ocupados en sus precampañas electorales para saltar a un nuevo puesto y un día condenan la situación económica y el otro también, tienen la tarea primordial de hacer leyes a favor de todos, de chicos y grandes, de ricos y pobres, de analfabetos e ilustrados, de hombres y mujeres, de niños y de ancianos.
¿Sus múltiples e importantes actividades políticas les permitirán enterarse de hechos tan lamentables como son los abusos en contra de niños y ancianos? Si lo saben, ya sea por información mediática o plática de amigos o conocidos, deberían entonces dedicar un poco de su tiempo para legislar en la materia y después, los procuradores de la justicia y su impartición, hacer lo correspondiente para evitar que sigan muriendo más niños indefensos a manos de sus propios padres o madres o lo que es peor, de malos sustitutos de estos.
A ver quien de nuestros ilustres legisladores locales o de los recién estrenados en la federación, levanta su voz por los más débiles. Como muchos de otros problemas que son provocados por la descomposición social, el martirio y asesinato de niños es un hecho que debería alarmarnos a todos.
Gracias a la valiente y oportuna denuncia de la vecina parece que dos niños indefensos han salvado la vida. Ojalá y las autoridades competentes no hagan con actitudes burocráticas que esta persona lamente su plausible y generosa acción.
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