Teléfono Rojo
Eliseo Tejeda Olmos
Esperemos que la violencia en nuestra amada tierra, Veracruz, haya alcanzado el clímax, que no pase del horror del asesinato de cuatro niños en un supuesto ajuste de cuentas a su padre por un grupo de delincuentes. Que no pase a más.
Muy cierto, la indignación que se ve en las redes sociales, solamente ahí porque no se ha hecho visible en las calles, porque ni un liderazgo real o supuesto ha llamado a los que somos más, los que trabajan, los pacíficos, los honestos, los que quieren salir adelante, los que anhelan la paz y seguridad, a que nos juntemos por lo menos en las principales ciudades veracruzanas para exigir que la violencia y los crímenes en contra de inocentes terminen ¡ya, ya, ya!
Ese pequeño mundo del internet, comparado con los millones de veracruzanos desposeídos, analfabetas funcionales, que están más preocupados porque no tienen trabajo y las necesidades como el comer, vestir y calzar se anteponen a la salud y la educación, muestra una población polarizada y con mayor interés en señalar culpables que en exigir justicia y cese a la violencia.
Esa gran división entre los interesados en encontrar culpables favorece que el clima de inseguridad y su consecuente ajuste de cuentas persistan, con la condenable muerte de inocentes como lo fue el asesinato de cuatro niños en Coatzacoalcos.
Y así, mientras en las colonias de las ciudades y en los pueblos veracruzanos se sufre la extorsión, el secuestro y ahora los asesinatos indiscriminados, en las redes sociales se privilegia el debate de quién tiene la culpa, cuando ya deberíamos estar unidos contra un cáncer que ha destruido el entramado social, la solidaridad ciudadana, el interés común para concluir que mientras me vaya bien a mi y yo tenga mi plato de lentejas en mi mesa, los demás no importan.
Es un Veracruz dividido que le conviene a los intereses políticos y de los delincuentes más organizados que la sociedad civil.
Correo electrónico: telefonorojo2006@yahoo.com.mx
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